jotaka305@hotmail.com
Desde el aire, a 9 mil pies de altura, el río Caquetá es una serpiente kilométrica y resplandeciente que se contorsiona, dibuja enormes eses y con gigantescos zigzags empuja sus aguas turbulentas para abrirse paso entre la espesa selva amazónica que lo acoge con todas sus espumas, peces, mariposas y también con su devastadora, creciente y dolorosa contaminación.
Después de un recorrido de cientos de kilómetros desde su nacimiento en el páramo de las papas del macizo colombiano, y tras haber marcado las extensas fronteras del departamento del Caquetá con Putumayo y Amazonas, la configuración superficial sufre severos accidentes y entonces sus aguas aumentadas, que se deslizan por un cauce de más de 2 kilómetros de ancho, se encuentran con escarpas de moderada altura que, como murallas, se oponen al avance de este gigante de la hidrografía colombiana.
Primero, en el estrecho de Angosturas y, más abajo, en la serranía del Araracuara, el río se represa, se recoge, se encrespa y esa serpiente sensual ruge como una leona en celo para romper el obstáculo y abrirse paso con la furiosa desesperación de sus aguas que en medio de un espectáculo alternativamente tenebroso y placentero la parten en dos, como una potente motosierra en un tronco podrido. Ese murmullo angustioso se extiende a lo largo de casi un kilómetro por un profundo cañón de escasos 70 metros de ancho, cuyas paredes perfectamente perpendiculares y salpicadas de verde, parecen haber sido labradas a punta de cinceles electrónicos. Es un encanto misterioso, una copia fiel de la belleza seductora de la selva que se merece un poema. Es como un procedimiento mágico del río para despedirse del departamento del Caquetá, para adentrarse en las profundidades de la selva y seguir su recorrido por el Brasil con el nombre Japurá hasta completar sus 2.280 kilómetros de viaje cuando desemboque en el Amazonas, frente a Tefé.
La furia y la desesperación del río se perciben en toda su dimensión desde “El infierno”, pocos metros abajo de la salida de las aguas del estrecho, desde donde se esparce el rocío refrescante de la vaporización. Es otro encantador contraste de la naturaleza que lo convierte en un infierno excepcionalmente fresco pero terrorífico. Sin diablo ni tenedor, pero con los enormes arpones de los pescadores, es como asomarse a la garganta de la leona hambrienta que asusta y se recrea con su presa.
A su paso por los pequeños caseríos de Araracuara y Puerto Santander, en el Caquetá y Amazonas, respectivamente, el río empieza su relajamiento pero todavía se observan y se sienten borbotones ruidosos que anuncian el enojo persistente de este monstruo recién liberado. Y junto a estas manifestaciones de molestia, y muy cerca de los puntos de salida de las aguas embravecidas, los pescadores construyen las paseras que son muelles colgantes para acercarse al centro del caudal, arriesgan sus vidas y, moviéndose como un péndulo, se la juegan con sus arpones.
Con temeridad y destreza, cazan sábalos, pintadillos, plateados, lecheros y bagres de hasta 10 arrobas cuando estos saltan en un intento por remontar los chorros por donde se descuelgan las aguas turbulentas y arremolinadas, recién liberadas del cañón.
Para la gente que vive en la región –un alto porcentaje indígenas- el río lo es todo. Es la única opción de subsistencia. En él comienzan sus historias de amor y terminan muchas de sus ilusiones. Es su vía de comunicación, el canal de contacto con el mundo civilizado y con el Estado, para los cuales son colombianos de tercera y por eso los ignora, los desconoce olímpicamente y los reprime.
Pero el río está amenazado, pues sus hermanos menores, el Caguán, el Orteguaza y el Yarí, sufren un proceso de contaminación y de erosión que provocó una dramática disminución de la riqueza ictiológica y hasta de las posibilidades de navegación durante el verano, principalmente en la parte alta de la cuenca. Si la economía del futuro inmediato, como aseguran los expertos, tendrá su mayor obstáculo en la escasez del capital natural, tenemos la obligación de promover la sensibilidad de la gente hacia la amazonia, el mayor nicho de biodiversidad y belleza del planeta.
Hace 20 años, los recorridos por los afluentes tributarios del Caquetá, se hacían entre paujiles, pavas, micos, tentes, loros y hasta culebras amenazantes. Los pescadores capturaban presas de tamaños colosales, de las cuales no quedan sino las fotografías de los gringos con sus trofeos. Los paujiles son una reliquia, los micos son muy escasos y los tentes que las señoras adoraban porque cuidaban a los niños como a Zoro, en la novela de Jairo Aníbal Niño, son puro recuerdo. Las únicas que no se encuentran en proceso de extinción y que además han desarrollado su ferocidad, son las culebras que les caen a los endeudados indígenas y colonos cuando se desembarcan en los puertos de las distintas poblaciones ribereñas.
Pero el río está amenazado, pues sus hermanos menores, el Caguán, el Orteguaza y el Yarí, sufren un proceso de contaminación y de erosión que provocó una dramática disminución de la riqueza ictiológica y hasta de las posibilidades de navegación durante el verano, principalmente en la parte alta de la cuenca. Si la economía del futuro inmediato, como aseguran los expertos, tendrá su mayor obstáculo en la escasez del capital natural, tenemos la obligación de promover la sensibilidad de la gente hacia la amazonia, el mayor nicho de biodiversidad y belleza del planeta.
Hace 20 años, los recorridos por los afluentes tributarios del Caquetá, se hacían entre paujiles, pavas, micos, tentes, loros y hasta culebras amenazantes. Los pescadores capturaban presas de tamaños colosales, de las cuales no quedan sino las fotografías de los gringos con sus trofeos. Los paujiles son una reliquia, los micos son muy escasos y los tentes que las señoras adoraban porque cuidaban a los niños como a Zoro, en la novela de Jairo Aníbal Niño, son puro recuerdo. Las únicas que no se encuentran en proceso de extinción y que además han desarrollado su ferocidad, son las culebras que les caen a los endeudados indígenas y colonos cuando se desembarcan en los puertos de las distintas poblaciones ribereñas.
El embrujo de su tradición oral, contada y desatada por los mismos pescadores, por motoristas de yates, canoas y botes; por campesinos, por indígenas, por ancianos, por niños , deja en silencio a los visitantes que los escuchan atentos en la maloca del caserío. Y por las lavanderas de todas la edades que en pequeños arroyos y hasta en algunas riberas del río lavan, cantan, nadan, ríen y contaminan vestidas ligeramente, con las blusas húmedas y traslúcidas que dejan ver sus dos puntitos tentadores y espectaculares. Todos narran sus historias apoyados en atractivos lingüísticos y simbologías muy particulares. Son verdaderas películas amorosas, dramáticas, mágicas y algunas llenas de terror.
Araracuara y Puerto Santander, situados una frente al otro, separados por el río, son dos asentamientos inmisericordemente abandonados por el Estado, cuya única presencia es de tipo militar. Sus habitantes venden el pescado muy barato y compran los productos de la canasta familiar a precios muy altos como consecuencia de las dificultades para su transporte.
Aunque Puerto Santander tiene 2 o 3 calles definidas y Araracuara es apenas un reguero de viviendas que se comunican por caminos, en las dos predomina la pobreza extrema pero también el conformismo de sus habitantes resignados a vivir aislados, explotados y regidos por sus propias normas de accidentada convivencia. El Amazonas tiene un inspector de policía pero en el Caquetá la posición está acéfala desde la renuncia de Rubén Yucuna Matapí hace varios años.
Entre los pobladores de Araracuara –inspección del municipio de Solano- situada a hora y media de vuelo de la base aérea de Tres Esquinas- se percibe un sentimiento anticaqueteño derivado del olvido por parte de las autoridades seccionales. Aunque la presencia estatal es mínima, lo poco que reciben les llega de la administración del Amazonas. El colegio, que tiene un internado para jóvenes, funciona en tierra caqueteña pero el Amazonas atiende su funcionamiento.
Ciudad perdida
En la cresta de la escarpa del Araracuara, la “ciudad perdida” es un vestigio del paso del río hace miles de años y sus rocas gigantes que – por efecto de los vientos han adoptado formas curiosas- son testimonios históricos del esfuerzo que por cientos de años hicieron las aguas del río Caquetá para romper la serranía. Es un gran promontorio de piedras y rocas de diversos minerales que supuestamente –según las creencias de los indígenas- son la expresión de la riqueza amontonada debajo de las mismas.
Apostolado
En ésta región considerada como el corazón de la selva amazónica, una médica y religiosa española destella como un faro de solidaridad. Se trata de la hermana Carmen de la Viesca quien es la depositaria de los anhelos, ilusiones, dolores, frustraciones y de las esporádicas alegrías de los indígenas y colonos. Es, además, la única caja de resonancia que tienen para dejar oír sus voces y sus necesidades que la mayoría de las veces no encuentran interlocutores.
La monja despacha en un centro de salud que funciona con recursos y medicamentos que dos veces al año son enviados desde Alemania y España, pero alterna las funciones asociadas a la preservación y recuperación de la salud de los moradores con acompañamiento permanente en los procesos formativos y organizativos de las distintas comunidades. La hermana Carmen atiende, concilia, regaña, viaja, reclama y en general interactúa con generosidad. Después de 19 años de apostolado, conoce en detalle los problemas y conflictos de las distintas personas y comunidades. Del mismo modo, funciona como una resistencia de alta frecuencia que soporta sucesivos desengaños oficiales y calibra los conflictos derivados de la escasez y el individualismo. Es un gran continente de historias de vida y muerte de anónimos compatriotas.
En vía de extinción
Las amenazas de extinción están latentes, no solo para numerosas especies de la rica fauna amazónica, sino para algunas etnias indígenas, principalmente la Huitoto Amenanae, la más antigua de las que habitan la región. La mayoría de sus miembros son ancianos que aseguran en un Castellano insípido, complementado con lenguaje gestual, que su vida primitiva terminó cuando el gobierno instaló la colonia penal que funcionó durante varios años en este apartado paraje de la geografía nacional.
Según sus denuncias, los “blancos” les aplicaron distintos medicamentos dirigidos a disminuir sus presuntas tendencias caníbales y provocaron graves daños fisiológicos y morfológicos entre la población. La mayoría de los integrantes de esta comunidad presentan, efectivamente, evidentes secuelas de lesiones pasadas y los 12 miembros sobrevivientes de la etnia tienen algún grado de discapacidad.
Además de las amenazas de extinción de la etnia, los Huitotos Amenanae fueron expulsados de su territorio por la familia Guerrero que constituyó irregularmente el resguardo Mesai y mediante turbios procedimientos ante el Incoder logró la captación de los recursos que por transferencias reciben los indígenas del alto gobierno.
Mediante gestiones adelantadas por el personero de Solano, Carlos Adolfo Perdomo Hermida y la comisionada local de asuntos indígenas, María Nelly Quintana Trujillo, se logró el restablecimiento del derecho violado. La comunidad regresó a sus chagras tradicionales y comenzó a disfrutar de los derechos legales.
Esta comunidad vive en condiciones de extrema pobreza y carece de los elementos fundamentales para la ejecución de los oficios domésticos. Los delegados de la personería y la oficina de asuntos indígenas verificaron que los Huitotos preparan sus alimentos en tarros de lata y envases desechados de gaseosa, leche y cerveza.
El actual gobernador del resguardo, Rumaldo Huitoto Huitoto, un hombre que no sabe leer ni escribir, asumió sus funciones después de 15 años de despojo de las tierras. Cuando llegó a la cabecera municipal de Solano -tras remontar el río durante una semana- para legalizar la reivindicación de sus derechos, contó que era la primera vez que salía del Araracuara y la primera en tener contactos con personas distintas a su comunidad.
En la inspección tienen asiento 11 comunidades, entre ellas, los Andoque, Huitoto, Muiname, Yucuna que conviven con sus costumbres tradicionales y resuelven sus conflictos con herramientas muy particulares. Los miembros de las comunidades se quejan por el irrespeto reiterado de sus usos y costumbres por parte de “los occidentales”.
La vista aérea muestra los dos pueblos de la serranía como pesebres de familia pobre, separados por el único recorrido en línea recta que hace la esplendorosa serpiente en muchos kilómetros y cuyos borbollones y murmullos son al mismo tiempo intimidatorios y cautivadores como las cascabeles que rondan las malocas en el verano.
Araracuara y Puerto Santander, situados una frente al otro, separados por el río, son dos asentamientos inmisericordemente abandonados por el Estado, cuya única presencia es de tipo militar. Sus habitantes venden el pescado muy barato y compran los productos de la canasta familiar a precios muy altos como consecuencia de las dificultades para su transporte.
Aunque Puerto Santander tiene 2 o 3 calles definidas y Araracuara es apenas un reguero de viviendas que se comunican por caminos, en las dos predomina la pobreza extrema pero también el conformismo de sus habitantes resignados a vivir aislados, explotados y regidos por sus propias normas de accidentada convivencia. El Amazonas tiene un inspector de policía pero en el Caquetá la posición está acéfala desde la renuncia de Rubén Yucuna Matapí hace varios años.
Entre los pobladores de Araracuara –inspección del municipio de Solano- situada a hora y media de vuelo de la base aérea de Tres Esquinas- se percibe un sentimiento anticaqueteño derivado del olvido por parte de las autoridades seccionales. Aunque la presencia estatal es mínima, lo poco que reciben les llega de la administración del Amazonas. El colegio, que tiene un internado para jóvenes, funciona en tierra caqueteña pero el Amazonas atiende su funcionamiento.
Ciudad perdida
En la cresta de la escarpa del Araracuara, la “ciudad perdida” es un vestigio del paso del río hace miles de años y sus rocas gigantes que – por efecto de los vientos han adoptado formas curiosas- son testimonios históricos del esfuerzo que por cientos de años hicieron las aguas del río Caquetá para romper la serranía. Es un gran promontorio de piedras y rocas de diversos minerales que supuestamente –según las creencias de los indígenas- son la expresión de la riqueza amontonada debajo de las mismas.
Apostolado
En ésta región considerada como el corazón de la selva amazónica, una médica y religiosa española destella como un faro de solidaridad. Se trata de la hermana Carmen de la Viesca quien es la depositaria de los anhelos, ilusiones, dolores, frustraciones y de las esporádicas alegrías de los indígenas y colonos. Es, además, la única caja de resonancia que tienen para dejar oír sus voces y sus necesidades que la mayoría de las veces no encuentran interlocutores.
La monja despacha en un centro de salud que funciona con recursos y medicamentos que dos veces al año son enviados desde Alemania y España, pero alterna las funciones asociadas a la preservación y recuperación de la salud de los moradores con acompañamiento permanente en los procesos formativos y organizativos de las distintas comunidades. La hermana Carmen atiende, concilia, regaña, viaja, reclama y en general interactúa con generosidad. Después de 19 años de apostolado, conoce en detalle los problemas y conflictos de las distintas personas y comunidades. Del mismo modo, funciona como una resistencia de alta frecuencia que soporta sucesivos desengaños oficiales y calibra los conflictos derivados de la escasez y el individualismo. Es un gran continente de historias de vida y muerte de anónimos compatriotas.
En vía de extinción
Las amenazas de extinción están latentes, no solo para numerosas especies de la rica fauna amazónica, sino para algunas etnias indígenas, principalmente la Huitoto Amenanae, la más antigua de las que habitan la región. La mayoría de sus miembros son ancianos que aseguran en un Castellano insípido, complementado con lenguaje gestual, que su vida primitiva terminó cuando el gobierno instaló la colonia penal que funcionó durante varios años en este apartado paraje de la geografía nacional.
Según sus denuncias, los “blancos” les aplicaron distintos medicamentos dirigidos a disminuir sus presuntas tendencias caníbales y provocaron graves daños fisiológicos y morfológicos entre la población. La mayoría de los integrantes de esta comunidad presentan, efectivamente, evidentes secuelas de lesiones pasadas y los 12 miembros sobrevivientes de la etnia tienen algún grado de discapacidad.
Además de las amenazas de extinción de la etnia, los Huitotos Amenanae fueron expulsados de su territorio por la familia Guerrero que constituyó irregularmente el resguardo Mesai y mediante turbios procedimientos ante el Incoder logró la captación de los recursos que por transferencias reciben los indígenas del alto gobierno.
Mediante gestiones adelantadas por el personero de Solano, Carlos Adolfo Perdomo Hermida y la comisionada local de asuntos indígenas, María Nelly Quintana Trujillo, se logró el restablecimiento del derecho violado. La comunidad regresó a sus chagras tradicionales y comenzó a disfrutar de los derechos legales.
Esta comunidad vive en condiciones de extrema pobreza y carece de los elementos fundamentales para la ejecución de los oficios domésticos. Los delegados de la personería y la oficina de asuntos indígenas verificaron que los Huitotos preparan sus alimentos en tarros de lata y envases desechados de gaseosa, leche y cerveza.
El actual gobernador del resguardo, Rumaldo Huitoto Huitoto, un hombre que no sabe leer ni escribir, asumió sus funciones después de 15 años de despojo de las tierras. Cuando llegó a la cabecera municipal de Solano -tras remontar el río durante una semana- para legalizar la reivindicación de sus derechos, contó que era la primera vez que salía del Araracuara y la primera en tener contactos con personas distintas a su comunidad.
En la inspección tienen asiento 11 comunidades, entre ellas, los Andoque, Huitoto, Muiname, Yucuna que conviven con sus costumbres tradicionales y resuelven sus conflictos con herramientas muy particulares. Los miembros de las comunidades se quejan por el irrespeto reiterado de sus usos y costumbres por parte de “los occidentales”.
La vista aérea muestra los dos pueblos de la serranía como pesebres de familia pobre, separados por el único recorrido en línea recta que hace la esplendorosa serpiente en muchos kilómetros y cuyos borbollones y murmullos son al mismo tiempo intimidatorios y cautivadores como las cascabeles que rondan las malocas en el verano.
17 comentarios:
es interesante dar a conocer a todo el mundo el maravilloso paraiso que se vive en las selvas del Caquetá. El documental presentado por el señor Jesús Cataño, es de gran importancia para la opinión pública porque muestra una belleza inimaginada para los que no conocemos estos parajes además del contenido tematico que muestra.
QUEDAMOS INDUDABLEMENTE EMBRUJADOS.
Basta con observar las imagenes publicadas para sumergirse inevitablemente en los sonidos dimensiones y figuras de un rio pintoresco y desafiante como este.
Interesante, productivo y conmovedor resulta leer este relato acerca de un lugar Olvidado y en muchos casos golpeado de nustro pais, pero que ante todo denota la frescura e inosencia del paisaje Caqueteño.
Muchas felicitaciones al Ahutor por tan impresionante contribución en reconciliar al ciudadano global y a los Colombiano con su selva amazónica.
Descongelar en el pensamiento humano la visión sobre estos sitios, es dar silbatos de atención sobre algo casi ignorado; pero latente en libros, menciones en periódicos, revistas como en las reuniones normales de la humanidad.
El cronista representa un alto sentido de imaginación y sacrificio, para llegar a tan exótico y recóndito lugar de la mayor riqueza del orbe en biodiversidad; a inspirar líneas escritas sobre este majestuoso altar de la naturaleza y el relieve colombiano en el hermoso departamento de Caquetá. Pues a mi entender, por su redacción tan original y nata en el lugar, no son fotos ni palabras rebuscadas en los medios ya mencionados, es una vibrante exposición en medio de la exuberancia natural Anexándole la muestra práctica y latente de video.
El material colgado de la página, muestra el contacto con la realidad y hace parte de un sueño que todos quisiéramos vivir. Lo anterior para denotar, que el trabajo presentado a nuestro deleite, tubo un origen en el valor histórico y futuro del sitio por las sendas que destaca el autor; para tener semejante abnegación en el desarrollo de esta crónica que presenta una descripción bien coherente e inspirada; con los valores que allí se brindan para el futuro turístico de Colombia y la vida en general, se me asemeja la crónica al rugir del león o al grito de tarzan en la selva pidiendo con urgencia que cuidemos lo que nos queda de nuestros pulmones enfermos para respirar; en un llamado presuroso a los depredadores, al sector oficial, a los ricos del mundo y a la sociedad en general, para que reaccione frente a su irresponsabilidad con el futuro del planeta y con la vida en todo nivel.
Felicitaciones, felicitaciones nuestra rendida admiración a ese pequeño José Eustacio Rivera que nos dio esta pequeña muestra...... degústen este exotico plato.
att: Eusajo
Nada se compara con la majestuosidad de la naturaleza. Un espectaculo natural que muy pocos hemos podido apreciar; gracias señor escritor por su afan de mostrar, al mundo historias, que jamas se han podido contar, con un fluido verbal propio de su ejemplar.
Importante que el mundo pueda conocer, que en los lugares mas reconditos del Departamento del Caquetà, se encuentra olvidado el futuro ambiental del planeta.
Por el valor cultural y su calidad, Este trabajo se debe destacar. Gracias Señor Cataño, por resaltar la conceccion directa entre lo recondito y lo global.
NUESTRO PARAISO NUNCA ANTES MOSTRADO AL MUNDO
Desde el Municipio de Solano - Caquetá, felicitamos al Señor Jesús Castaño, por su texto y las imagines que ha mostrado al país sobre las riqueza natural en flora y fauna, por esas razones invito a todos los caqueteños de nacimiento y corazón para que apoyemos a este autor caqueteño y residente en Solano
Bravo Chucho, ese texto rescata del olvido unos lugares de la matria (que no patria) que son para recordar -volver a pasar por el corazón- Tus palabras son oportunas y nos traen a la memoria al Chucho Cataño que desde la radio ayudaba a los florencianos a comprender su realidad y a desarrollar pensamientos y acciones para mejorar su vida.
Un abrazo
GRACIAS POR DARNOS ACONOCER TAN HERMOSOS Y OLVIDADOS PAISAJES DE NUESTRA LINDA TIERRA COLOMBIANA, ES UN LLAMADO A SUS POBLADORES Y DEMAS AL CUIDADO DE NUESTRO GRAN RIO Y DE NUESTRA RIQUEZA NATURAL. NO ESPEREMOS A QUE SEA TARDE.
ESTE DOCUMENTAL ES IMPRESIONANTE Y VALIOSO, ES IMPORTANTE DAR A CONOCER A LOS DEMAS QUE EL CAQUETA NO ES COMO LO DESCRIBEN, ES UN HERMOSO DEPARTAMENTO QUE LAMENTABLEMENTE HA SIDO MUY GOLPEADO POR LA VIOLENCIA Y ESO HA HECHO CREAR UNA MALA IMAGEN ANTE LOS DEMAS COLOMBIANOS.
ESTO ES UNA MUESTA DE LO QUE ES NUESTRO VALIOSO DEPARTAMENTO. UNA VEZ MAS GRACIAS POR MOSTRARNOS ESTOS MAJESTUOSOS PAISAJES OLVIDADOS Y QUE DESAFORTUNADAMENTE NOSOTROS NO PODEMOS DEGUSTAR CON NUESTROS OJOS TAN HERMOSA RIQUEZA NATURAL QUE ACOJE ESTE DEPARTAMENTO OLVIDADO Y GOLPEADO POR LA VIOLENCIA.
LOS CAQUETEÑOS SOMOS GENTE NOBLE,AMABLE Y ALEGRA QUE VIVA EL CAQUETA.
Exótico Rincón Olvidado de Colombia, rescatado por el autor de esta verdadera crónica, estilo periodistico traido a menos por los medios impresos y regulares apariciones en los hablados.
Para quienes no tenemos la fortuna de conocer esa parte de nuestra geografía, el señor Cataño, nos ha llevado serpenteando con su narrativa a uno de los lugares más maravillosos de nuestra amada Colombia.
Así es nuestra patria, bella, exhuberante; lo muestran las imagenes, nos lo cuenta el cronista y, es la misma que el estado tiene sometida al olvido como chagra trasera de Colombia.
Felicitaciones a los señores de Semana, Google, Caracol Televisión y La W Radio, por permitirnos hacer visibles a cronistas como Jesús María, para disfrutar de historias y recorridos tan amenos como el de Araracuara.
Señor Cataño, esa es la esencia del periodismo,con esta crónica no solo contribuye a engrandecer la profesión,sino,que nos enseña a conservar el medio ambiente.
Abrazo solidario,
CAUCES
Este lugar, contado por el señor Jesús Cataño, es, para mí, como El Edén perdido por nuestro primer padre. El relato me transportó de forma inmediata a aquel magno libro cuya segunda parte inicia con hermosas alabanzas a la selva: "Oh! Selva, esposa del silencio, madre de la soledad y la neblina...". Las imágenes que el señor Cataño pinta de manera sugestiva en mi memoria me hacen pensar que todavía hay algo por qué luchar en medio de esta realidad nauseabunda que nos cobija a todos. Pero lo que más me impresiona y me asusta es que este lugar tenga que ser contado; quisiera ver, en un futuro no muy lejano, como las personas de este hermoso país acuden a visitar a esta esposa del silencio y a este río que, agonizando, sobrevive para nosotros, para que nos sensibilicemos y no pensemos que todavía es tarde “para emprender la creación de una nueva utopía”.
¡Brutal!........
El autor de este artículo revive un espacio fantástico de la geografía colombiana, tal vez desconocido por muchas personas, o peor aún por un gobierno ciego.
Aquel imponente río de aguas díáfanas que se hace interminable como el horizonte y brioso como el toro en el ruedo, reducido a unos pocos metros por el estrecho del Araracuara, se asemeja al potro salvaje loco en un corral por salir al la libertad del llano. El río caquetá se hace respetar a sí mismo, convirtiendose en un reto mortal para aquellos pescadores, y eso hace de esta crónica un hecho real orientado por la imaginación.
Gracias Chuchito.
Embrujados, perplejos, atónitos es la sensación que nos provoca leer esta magnífica y reconfortable historia, que nos hace escudriñar en nuestros más profundos espacios de nuestro corazón poco patriótico; perplejos, atónitos, embrujados, así como aquel que solo por primera vez se encuentra al frente del maldito "blanco" el cual supuestamente le enseñará cómo reclamar sus derechos, cuando antes ya la naturaleza misma se había encargado de realizar esta labor, sin necesidad de Uribe, Chávez, Correa y sin un solo dios, con muchos, pues no se explican, en su afán de solidaridad hasta con Dios, cómo uno solo puede resolver nuestros problemas y matarse la cabeza por unos seres que fueron creados por amor...
Atónitos, perplejos, embrujados, sí, estas son las palabras que se tienen para este recorrido casi interminable por las lejanías, aun mas para nosotros de pobre espíritu, de aquellas remotas selvas encercadas por la guerra, por el gobierno, por los hombres...
aquellos hombres escondidos quizás por miedo al hombre mismo, que responderá con malditos requerimientos de los cuales ya fueron víctimas sus antepasados y que nosotros aún nos encargamos de requerirles, haciendo así, como en aquella época con Atahualpa y Moctezuma, permitirles no vivir más y no ser humanos más y aún no morir en paz....
Gracias por permitir que todos y cada uno de los colombianos podamos percibir la entrañable naturaleza y valor humano con el que contamos en nuestro país y que no comprendemos por andar de cara con las rabietas de dirigentes y malditos asesinos que juegan con la libertad de cada ser que quiere de verdad ser, !qué lástima! después de tener la oportunidad primera....
En palabras de un gran maestro de la Literatura, este homenaje a nuestro país por parte del padre de mi condiscípulo, está "del carajo"; bastaría terminar diciendo que "de tal palo tal astilla" y espero que pronto pueda compartir con nosotros todo su sentir patriótico, humano y social.... !mil y mil gracias!
HOY ES EL GRAN DIA, SIENTO GRAN ANSIEDAD POR VER PUBLICADO ALGO ASI:
EL PRIMER LUGAR MEJOR CONTADO DE COLOMBIA ES: "ARARACUARA, EMBRUJO DESCONOCIDO Y ABANDONADO EN EL CORAZON DE LA SELVA AMAZONICA".
MERECIDO LO TIENE. CALIDAD, ES CALIDAD.
TUVE LA FORTUNA DE VIVIR 5 MARAVILLOSOS AÑOS DE MI VIDA EN ARARACUARA Y DESEO VOLVER ES ALGO ESPECTACULAR DEBERIA TENER MAS PROMOCION Y CONVERTIRLO EN UN MARAVILLOSOS DESTINO TURISTICO LA VERDAD ES HERMOSO, LAS QUEBRADAS CERCA A LA PISTA DE ATERRIZAJE SON ESPECTACULARES, LOS GRABADOS EN LAS PIEDRAS EL SALTO DEL DIABLO, ETC.... TENGO QUE VOLVER
excelentes imagenes, si quiero ir como hago con quien me podria comunicar gracias !!
tienes razon al decir abandonado pero debemos sacar a araracuara de eso.... para mas informacion pueden visitar el grupo en facebook y informarte mas hacerca de araracuara este es el link Comparte link : http://www.facebook.com/media/set/?set=a.2258789993510.132696.1361203392#!/pages/Araracuara-AmazonasColombia/191483220889773
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